Techo de cristal y suelo pegajoso

Este artículo pretende dar a conocer el significado de dos metáforas utilizadas para ilustrar la situación de las mujeres en el mercado laboral. ¿Quién no ha oído hablar del techo de cristal? ¿Sabéis que significa esto del suelo pegajoso? Miremos de explicarlo brevemente.

Techo de cristal

Este es un concepto que hace más de cuarenta años empleó Marilyn Loden como metáfora de una situación, aún del todo actual, que nos muestra las dificultades de las mujeres para acceder a determinados puestos de poder, o de toma de decisiones, en especial al ámbito laboral, político o económico.

Hoy se sigue hablando del techo de cristal para hacer referencia a esa barrera invisible que hace que las mujeres, a pesar de tener más formación de media que los hombres en nuestro entorno, tienen muchas más dificultades para llegar a algunos puestos de poder. La situación no ha cambiado tanto en cuatro décadas porque los motivos no son personales, sino culturales, aunque para evitar el techo de cristal o la segregación vertical se han aplicado algunas medidas con más o menos buenos resultados, como veremos más adelante.

Tierra pegajoso

En cambio, el término tierra pegajoso es mucho menos conocido por la mayoría de las personas, en parte porque es un concepto más nuevo, nace en los años 90.  Catherine Berheide[1], doctora en sociología, propone este término como una imagen que ilustra la difícil situación de muchísimas mujeres atrapadas en trabajos imprescindibles pero con unos salarios muy bajos. Esta es la otra cara de la moneda, la realidad laboral de la mayoría de las mujeres que no se menciona cuando se habla del techo de cristal. 

La mayoría de las mujeres trabajan en trabajos que son tan difíciles, rutinarias y agotadores, como imprescindibles para que la sociedad funcione, y por estos trabajos, en demasiadas ocasiones en la economía sumergida, reciben unos salarios bajos, o muy bajos, y con poquísimas esperanzas de llegar a tener un futuro mejor.

El techo de cristal para la mayoría de las mujeres en el mercado laboral o al margen del mismo, no es el problema. El problema es el suelo pegajoso que no las deja vivir dignamente.

Según los datos del INE, en el estado español en 2022, las mujeres que constaban como asalariadas, es decir, que no tenían personas a su cargo en su puesto de trabajo, representaban el 75% del total, en el caso de los hombres el porcentaje es menor. Por el contrario, tan solo un 0,4% de mujeres son directoras de empresas medianas o grandes, o un 4,9% en el caso de empresas pequeñas, en ambos casos los hombres duplican el porcentaje, como podemos ver en el siguiente gráfico:

Fuente: Elaboración propia a partir de datos extraídos del Instituto Nacional de Estadística

Cambiando la nomenclatura, podríamos decir que el techo de cristal pone el foco en la segregación vertical, es decir, en la concentración de hombres y mujeres en los diferentes niveles jerárquicos de las organizaciones, pero a menudo se olvida de la segregación horizontal, que es la concentración de hombres y mujeres en determinados sectores u ocupaciones, que es lo que simboliza el término tierra pegajoso. Son dos situaciones claves para entender la realidad de las mujeres en el mercado laboral. [2]

¿Cómo se puede evitar esta situación?

Desde el momento en que una niña nace, aún ahora, la socialización de género la aboca a unos roles de género que son difíciles de evitar. Se le hace saber que es mejor que no destaque, que no sea mandona, que tenga cuidado del resto de personas de su alrededor. En definitiva, que se comporte según las normas no escritas de una sociedad patriarcal, androcéntrica y donde la igualdad de oportunidades no está garantizada, ni mucho menos.

Estos roles de género aprendidos conllevan un mercado laboral desigual, que crea unas desigualdades y barreras sociales casi imposibles de romper.

¿Qué se puede hacer para tener más paridad en el mercado laboral? Para evitar el techo de cristal o la segregación vertical se han aplicado algunas medidas con más o menos buenos resultados, pero para evitar la segregación horizontal o el suelo pegajoso se ha hecho más bien poco o nada.

Repasaremos algunas de estas medidas.

Cuotas

Se trata de reservar algunos puestos de trabajo masculinizados a mujeres hasta conseguir la paridad. A pesar de ser medidas controvertidas han dado resultados, por ejemplo, en los países nórdicos. Noruega ha aumentado el número de mujeres en los consejos de administración de las empresas de manera progresiva gracias a las cuotas, sin embargo, el mercado laboral aún mantiene unas claras diferenciaciones por género, es decir, sigue existiendo una segregación horizontal importante.

En cambio, no hemos encontrado ejemplos relevantes de cuotas para hombres en lugares feminizados, seguramente porque estos lugares no tienen el prestigio ni el reconocimiento social y económico que harían que estos fueran atractivos para los hombres.

Empoderamiento

En diversos ámbitos, en especial en el entorno empresarial y político, se han llevado a cabo acciones para empoderar a las mujeres, y así evitar el síndrome de la impostora[3] que muchas llevamos dentro, como paso previo para acceder a puestos de toma de decisión. Demasiado a menudo las experiencias están enfocadas a un empoderamiento individual, cuando como dice Sara Berbel[4] «el verdadero empoderamiento se refiere a procesos colectivos y no puede ser explicado por conductas exclusivamente personales».

Un ejemplo de este empoderamiento y del llamado feminismo neoliberal, es el que defiende la directiva de Facebook y más tarde de Google, Sherly Sandberg, autora del libro Lean in. Este fue un best-seller mundial en el año de su publicación en 2013 y en los años posteriores, al ser traducido a varios idiomas, e incluso creó un movimiento de mujeres con el nombre del libro. Lean in pretendía ser una guía de fomento del empoderamiento de las mujeres, que iba dirigido a un tipo de mujer privilegiada como ella que pudo ascender y tener poder, en este caso en el ámbito tecnológico, sector muy masculinizado, gracias a una serie de privilegios de mujer blanca de clase social alta[5]. Gracias también, a otras mujeres, seguramente mujeres migradas o no blancas, que han cuidado a sus hijos e hijas, han cuidado de la casa y han hecho trabajos que ha delegado en estas «otras mujeres» a un coste económico bajo y que no menciona especialmente en su libro. Todo ello le ha permitido a ella, de manera individual, acceder a los puestos de toma de decisión y enriquecerse económicamente, pero no ha significado un empoderamiento colectivo, y parece que tampoco significó una mejora en las condiciones laborales de las mujeres en las empresas donde fue líder.

El empoderamiento individual no conlleva cambios colectivos, no fomenta la sororidad[6] entre mujeres ni un mercado laboral más equilibrado reduciendo las diferencias sociales y laborales como sería de desear.

A modo de conclusiones

Podríamos concluir que social y políticamente se han incentivado algunas medidas con la idea de romper el techo de cristal o de reducir la segregación vertical, pero, por el contrario, el suelo pegajoso parece un tema más incómodo. Quizá porque primero habría que cambiar el valor social y económico que se le da a determinados trabajos. ¿Por qué consideramos ético que alguien que cuida de las criaturas o de un familiar enfermo debe tener un salario 100, 200 o 500 veces inferior a un alto directivo de la banca? 

El techo de cristal y el suelo pegajoso son dos realidades del mundo laboral de las mujeres, pero no olvidemos que la mayoría están en unas condiciones pésimas y con escasas o nulas opciones de cambio ni progreso, por lo tanto, para ellas el techo de cristal es simplemente un espejismo.

Bibliografía

Ayuntamiento de Barcelona y BarcelonaActiva, 2023. Les dones al mercat de treball. Disponible en:  https://www.barcelonactiva.cat/documents/20124/49139/Dones-mercat-treball-2023-_DEF.pdf

Berbel, Sara, 2013. Directivas y empresarias: Mujeres rompiendo el techo de cristal. Barcelona: Arista.

Observatorio de las ocupaciones, 2023. Informe del mercado de trabajo de las mujeres estatal datos 2022. Madrid: Servicio Público de Empleo Estatal. Disponible en: https://www.sepe.es/HomeSepe/ca/que-es-el-sepe/comunicacion-institucional/publicaciones/publicaciones-oficiales/listado-pub-mercado-trabajo/informe-mercadotrabajo-estatal-mujeres.html


[1] Harlan, S. L. y Berheide, H., 1994. Barriers to Work Place Advancement Experienced by Women in Low-Paying Occupations. Cornell: Cornell University. Accesible a: https://ecommons.cornell.edu/bitstream/handle/1813/79400/GlassCeilingBackground7WomenInLowPayingOccupations.pdf?sequence=1&isAllowed=y

[2] Más información sobre el tema en el artículo de la Brecha salarial LabGroc: https://lagroc.com/la-bretxa-salarial/

[3] Ver artículo sobre el síndrome de la impostora:  https://lagroc.com/sindrome-de-la-impostora/

[4] Berbel, S., 2023. Demasiado empoderadas. País [online]. Disponible en: https://elpais.com/opinion/2023-03-09/demasiado-empoderadas.html?event_log=oklogin

[5] Se podría hacer un análisis interseccional del tema pero por falta de espacios lo dejamos para otra ocasión pero es evidente que aspectos como el origen, edad, clase sociales, entre otros, son claves en el mercado laboral.

[6] Ver artículo sobre sororidad: https://lagroc.com/sororitat/

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